Desde diferentes narrativas, lenguajes formales y poéticas, lxs artistas seleccionadxs reflexionan sobre el espacio doméstico. Las recientes experiencias de encierro provocaron casi inexorablmente una modificación en nuestra percepción del hogar como refugio en donde transcurre nuestra vida cotidiana. Esas alteraciones o tiempo extendido de habitarlo propició la percepción del mismo como lugar de extrañeza, tensión y en el que es posible la inminencia de situaciones impredecibles.

Los bordados con hilo de coser de Victoria Liguori, nos enfrentan a escenas en donde la domesticidad se vuelve siniestra y los objetos cobran vida, así, un cuerpo es devorado por una alfombra o una casa ardiendo atrapa a su habitante mientras emanan pelos de las paredes. Dolores Esteve realiza fotografías en blanco y negro en las que registra espacios intervenidos de su propia casa. Paredes grafiteadas con letras de canciones, frases de libros, emojis o dichos populares, señalan al escenario doméstico como sitio de encierro o contenedor sobre el cual se construyen los mandatos y exigencias culturales dificiles de alcanzar como el éxito, la felicidad y el bienestar.

Desde el preciosismo y simpleza de la alfarería, Santiago Lena realiza vasijas de gres. La pieza milenaria y utilitaria pierde su función al sufrir una sutil falla y desmoronarse. Lucas Désposito presenta una serie de objetos negros, se trata de fragmentos de ornamentos de edificios y viviendas a los cuales carboniza para transmutarlos en herramientas para el dibujo.